One hundred years. That is difficult to really process since so much can happen inside that time. In that time there have been seventeen presidents, eight Popes, World War Two, the Cold War and several other events that helped shape this century. There have been revolutions, counter revolutions on political and social levels. Styles in music, art and fashion have morphed in more ways that can be counted and sometimes wish not remembered. I am grateful to say I avoided the frost tip hair fad.  It can not be said that these events did not have an impact on our parish during its first one hundred years of existence. What can be said is that these events did not have the most impact on our parish. What has always been the driving force and guiding principle of our parish is the Eucharist. From the first mass that Fr. Ross celebrated the closing mass of our Centennial, the Eucharist has been the cornerstone of our parish. The Eucharist must be more than just found in our Church and in our new Adoration Chapel. The power of the Eucharist and our devotion to it must be found everywhere. We can take an example from our own patron St. Francis of Assisi, who was described to have “a glowing devotion that consumed the very marrow of his bones' '.  It is this deep devotion to the Eucharist that we must strive for every day. It truly has been the only pursuit that can shape a society, a parish and a person. Many other things will come and go in our lives to help shape it for a time. As we begin our second century, let us follow the example of St. Francis. Let the Eucharist penetrate our every thought and action. If we can do this, then it will not be difficult to understand what guides our parish and what we are about. We will be a Eucharistic people free from the changing world. 

 

Cien años. Esto es realmente difícil de procesar ya que pueden suceder muchas cosas en ese tiempo. En ese tiempo ha habido diecisiete presidentes, ocho Papas, la Segunda Guerra Mundial, la Guerra Fría y varios otros acontecimientos que ayudaron a dar forma a este siglo. Ha habido revoluciones, contrarrevoluciones a nivel político y social. Los estilos en la música, el arte y la moda se han transformado en más formas que se pueden contar y que a veces no se desean recordar. Me alegro de poder decir que evité la moda del cabello con puntas heladas.  No se puede decir que estos acontecimientos no hayan tenido impacto en nuestra parroquia durante sus primeros cien años de existencia. Lo que se puede decir es que estos eventos no tuvieron el mayor impacto en nuestra parroquia. Lo que siempre ha sido la fuerza impulsora y el principio rector de nuestra parroquia es la Eucaristía. Desde la primera misa que el P. Ross celebró la misa de clausura de nuestro Centenario, la Eucaristía ha sido la piedra angular de nuestra parroquia. La Eucaristía debe encontrarse más que simplemente en nuestra Iglesia y en nuestra nueva Capilla de Adoración. El poder de la Eucaristía y nuestra devoción a ella deben encontrarse en todas partes. Podemos tomar un ejemplo de nuestro propio patrón, San Francisco de Asís, de quien se describió que tenía “una devoción resplandeciente que consumía hasta la médula de sus huesos”.  Es esta profunda devoción a la Eucaristía por la que debemos esforzarnos cada día. Realmente ha sido la única actividad que puede dar forma a una sociedad, una parroquia y una persona. Muchas otras cosas vendrán y desaparecerán en nuestra vida para ayudar a darle forma por un tiempo. Al comenzar nuestro segundo siglo, sigamos el ejemplo de San Francisco. Dejemos que la Eucaristía penetre en cada uno de nuestros pensamientos y acciones. Si podemos hacer esto, entonces no será difícil entender qué guía a nuestra parroquia y cuál es nuestro objetivo. Seremos un pueblo eucarístico libre del mundo cambiante.